Comentario al Nuevo Testamento - Pablo y las epístolas pastorales

Entonces, ¿qué podemos decir de la relación de Pablo con estas cartas? Si podemos aceptar la tradición de su liberación y de su vuelta a la predicación y la enseñanza, y de su muerte tan tarde como en el año 67 d C., bien podríamos creer que proceden de su mano tal como han llegado hasta nosotros. Pero, si no aceptamos esa premisa -y la evidencia está en general en contra- ¿hemos de decir que no tienen ninguna relación con Pablo?
recordar que el mundo antiguo no consideraba estas cosas como nosotros. No le parecería mala nadie que se publicara una carta bajo el nombre de un gran maestro, si se estaba seguro de que la carta contenía lo que ese maestro habría dicho en las mismas circunstancias. Para el mundo antiguo era natural y digno el que un discípulo escribiera en nombre de su maestro. A nadie le habría parecido mal el que uno de los discípulos de Pablo saliera al frente de una situación nueva y amenazadora con una carta con el nombre de Pablo. El considerarlo como un plagio es malentender la mentalidad del mundo antiguo. ¿Hemos de pasarnos completamente al otro extremo, y decir que lo que pasó fue que algún discípulo suyo publicó estas cartas en nombre de Pablo años después de su muerte, y en un momento en que la Iglesia estaba mucho más organizada que durante su vida?
como nosotros lo vemos, la respuesta es que no. Es increíble que algún discípulo pusiera en boca de Pablo la afirmación de ser el primero de los pecadores (1 Timoteo_1:15 ); su tendencia habría sido subrayar la santidad de Pablo, no hablar de su pecado. Es increíble que ninguno que escribiera en nombre de Pablo le diera a Timoteo el consejo paternal de tomar un poco de vino por causa de su salud (1 Timoteo_5:23 ). La totalidad de 2 Timoteo 4 es tan personal y tan henchida de intimidad y de detalles cariñosos, que nadie sino Pablo lo hubiera podido escribir.
, ¿dónde está la solución? Bien puede ser que sucediera algo así. Es absolutamente obvio que se perdieron muchas cartas de Pablo. Aparte de sus grandes cartas públicas, debe de haber mantenido una constante correspondencia privada de la que no ha llegado hasta nosotros nada más que la pequeña Carta a Filemón. Bien puede ser que en días posteriores hubiera algunos fragmentos de la correspondencia de Pablo en posesión de algún maestro cristiano. Este maestro veía la iglesia de su tiempo y de Éfeso amenazada por todas partes. La amenazaba la herejía por dentro y por fuera. Tenía la amenaza de abandonar sus propios niveles elevados de pureza y verdad. La calidad de sus miembros y el nivel de sus ministros se estaban degenerando. Tenía en su posesión breves cartas de Pablo que decían exactamente las cosas que hacía falta decir, pero en el estado en que estaban, eran demasiado cortas y fragmentarias para publicarlas. Así es que las amplió y suplementó y las hizo supremamente relevantes a la situación contemporánea y las envió por toda la Iglesia.
las Epístolas Pastorales todavía seguimos escuchando la voz de Pablo, con su intimidad personal característica; pero creemos que la forma de las cartas se debe a algún maestro cristiano que convocó la ayuda de Pablo cuando la Iglesia de su tiempo necesitaba la dirección que solamente Pablo le podía dar.
William Barclay